jueves, 16 de agosto de 2012

Los inconformes

 Los inconformes no están satisfechos con el mundo en que viven, por eso buscan mejorar y aportar un granito de arena en aquellas cosas que entienden que pueden hacer. Buscan la justicia y la practican. Nunca piensan que saben lo suficiente como para dejar de aprender. Todos los días piden a Dios más amor y tolerancia porque no se conforman con un poquito o con pertenecer al grupo promedio. No se satisfacen con experimentar un poquito, pues ellos quieren sentir sus corazones rebosantes de amor.
A los inconformes no los intimidan las amenazas. Luchan a favor de la verdad y trabajan incansablemente por el bien común. Ellos quieren esparcir el mensaje de esperanza, amor y reconciliación por todos los lugares que sea posible. No escatiman esfuerzos cuando se trata de ayudar y hacer el bien. Ellos piensas y planifican novedosas formas para seguir adelante aún cuando muchas veces sienten el peso del cansancio y la carga de las responsabilidades. Son seres que motivan e inspiran a todo el que pueden sin siquiera percatarse de lo que hacen.
Comparando una playa con la vida, los inconformes cuando van a la playa, no se conforman con llegar a la orilla. Ellos quieren sumergirse en las profundidades de la vida y vivir intensamente.

Los inconformes no venden sus principios ni sus conciencias. Ellos se entregan en alma, cuerpo, espíritu, voluntad, corazón y sentimientos a la causa. Ellos no quieren sus vasos medios vacíos o medios llenos; sus vasos deben estar rebosantes y llenos. Los inconformes no enganchan los guantes, ganan sus victorias y aprenden de sus fracasos. No siguen una ruta al éxito, sino que ellos mismos la trazan porque están conscientes de que andando es que se hace camino.

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