Los inconformes no están satisfechos con
el mundo en que viven, por eso buscan mejorar y aportar un granito de
arena en aquellas cosas que entienden que pueden hacer. Buscan la
justicia y la practican. Nunca piensan que saben lo suficiente como
para dejar de aprender. Todos
los días piden a Dios más amor y tolerancia porque no se conforman con
un poquito o con pertenecer al grupo promedio. No se satisfacen con
experimentar un poquito, pues ellos quieren sentir sus corazones
rebosantes de amor.
A los inconformes no los intimidan las
amenazas. Luchan a favor de la verdad y trabajan incansablemente por el
bien común. Ellos quieren esparcir
el mensaje de esperanza, amor y reconciliación por todos los lugares
que sea posible. No escatiman esfuerzos cuando se trata de ayudar y
hacer el bien. Ellos piensas y planifican novedosas formas para seguir
adelante aún cuando muchas veces sienten el peso
del cansancio y la carga de las responsabilidades. Son seres que
motivan e inspiran a todo el que pueden sin siquiera percatarse de lo
que hacen.
Comparando una playa con la vida, los inconformes cuando van a la playa, no se conforman con llegar a la orilla. Ellos quieren sumergirse en las profundidades de la vida y vivir intensamente.
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