“No me da vergüenza que sepan que vivo con él, o que soy la amante.
Él me da todo lo que necesito y el dinero para ayudar a mi familia para
que no pasemos necesidades. A mi mamá no le gusta para nada el asunto
porque ella es muy delicada, pero me dice que ya estoy mayorcita para
que tome mis decisiones”..
Historias como estas son las que escuchamos todos los días. Personas
que le disfrutan la vida fácil, sin esfuerzo, sin compromiso. Personas
que esperan que otras las mantengan a cambio del mínimo esfuerzo o de
ninguno. Personas que están esperando que otras hagan lo que ellas
tienen que hacer.
Actitudes como esas también las llevamos delante del Dios. Esperamos
que Él nos resuelva todos nuestros problemas, que nos mantenga y nos
haga nuestro trabajo sin que nosotros hagamos nada. No estudiamos para
los exámenes, no nos preparamos para la vida, no buscamos trabajo, sino
que solamente esperamos que Él nos de y haga todo, como por arte de
magia….
Ser un simple amante es aquel que nunca será parte de una familia,
que nunca será respetado ni aceptado y que lo único que busca es
satisfacer un interés. Dios nunca tendrá amantes, solo hijos; y como
hijos obligaciones delante de Él.
¿Quieres que Dios te ayude con tus cosas? ¿Quieres ver Su mano en
todo lo que haces? Entonces trabaja duro, esfuérzate, estudia, prepárate
para ser un profesional de excelencia y sobre todo, antes de hacer algo
consúltaselo a Él… dejemos de ser amantes y seamos sus hijos
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